Compartir coche permite gastar mensualmente la mitad.
Además, cada uno de los conductores que lo practican ha emitido, en lo que va
de año, 0,24 toneladas de dióxido de carbono, cuando la media sólo en Madrid y
por conductor es de 4,6 toneladas.
¿Quién dijo que compartir un coche no tiene beneficios?
El carsharing, carpooling o coche compartido está ganando cada vez más adeptos
en nuestro país. Y el motivo en sencillo: permite reducir hasta en un 20 por
ciento las emisiones de CO2 a la atmósfera, a la vez que posibilita un ahorro
de costes del 50 por ciento.
La memoria de actividades de firmas como HelloByeCars,
una de las empresas de referencia del carsharing en España, refleja que la
emisión de CO2 de cada usuario de vehículos compartidos en 2013 alcanzó 0,24
toneladas, cuando en ciudades como Madrid la emisión media se sitúa en 4,6
toneladas. Es decir, la práctica del carsharing resulta en que el cielo de la
capital reciba 4,36 toneladas de gases contaminantes menos por persona o 20
veces menos de la media.
Estos beneficios están provocando un aumento de la
demanda de esta clase de servicios, por ejemplo entre ayuntamientos que,
conscientes de la potencialidad de este tipo de iniciativas, apuestan por
desarrollar servicios de carsharing.
Otro gran beneficio es el económico: un usuario que
adquiera su vehículo particular puede gastar al mes, solo con el pago del
automóvil, seguro y carburante, y excluyendo multas, impuestos y averías,
alrededor de 473 euros. Pero el conductor que comparte coche gasta unos 253 euros,
un 53 por ciento menos con un ahorro al año de más de 2.600 euros.
Según estudios de organismos internacionales, por cada
coche de carsharing desaparecen 20 coches de la ciudad y se produce una
disminución de 1.900 km por persona y año, debidos, en su mayoría, a la
búsqueda de una plaza de aparcamiento libre en la calle. Esto evita el
lanzamiento a la atmósfera de una importante cantidad de gases contaminantes.
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