Y la verdad es que es
bastante breve, porque la historia de la moto empieza allá por 1885 cuando el
Sr. Gottlieb Daimler fabricó su primer "cacharro" que era una
rudimentaria moto con motor de combustión interna. Pero no fue hasta 1935
cuando alguien se planteó que el uso del casco sería beneficioso para los
posibles accidentados. Este alguien fue el neurocirujano Hugh Cairns, que quedó
impactado al tener que asistir a la muerte de T.E. Lawrence (más conocido como
Lawrence de Arabia) que había padecido un accidente a los mandos de su Brought
Superior y probablemente se habría salvado de haber llevado esa prenda.
En Dr. Cairns utilizó para
su estudio a los motoristas del ejército inglés, y ya en 1941 recomendó que los
pilotos debían llevar casco. En 1946 publicó un segundo estudio en el que
certificaba que los motoristas, que habían seguido la recomendación de 1941,
habían sufrido menos heridas y de menor consideración que los que no utilizaban
casco. No obstante la recomendación de Cairns no fue obligación hasta 1973 en
Francia y Reino Unido, 21 años después de su muerte.
Y eso que en 1953 un
investigador de la Universidad del Sur de California, Charles F. Lombard, de la
Fuerza Aérea Norteamericana patentó el diseño que actualmente conocemos de los
cascos. Una cáscara exterior ligera pero muy resistente y una parte interior
acolchada, más blanda, que disipe el golpe antes de llegar al cráneo. La
producción de estos cascos se inició rápidamente al ser adoptados por muchos deportistas
del motor e incluso algunos ciclistas, pero hasta 1957 esta fabricación de cascos no fue normalizada ni
estandarizada por la Fundación Snell, cuyo nombre se eligió en homenaje a
William "Pete" Snell, un piloto sudafricano que murió como consecuencia
de las heridas sufridas en la cabeza en un accidente.
Gracias a los esfuerzos de
esta fundación actualmente hay normas tales como la DOT y ANSI América Latina y
el Euro CEPE. Aunque en estos momentos la norma ECE es la que se usa en Europa
y define los estándares de calidad y seguridad casi en exclusiva.
Estudiando estas normas
podemos asegurar que la vida útil de un
casco se limita a cinco años, pero no desde su compra si no desde la fecha
de su fabricación. Este periodo de tiempo se ha determinado estudiando la
influencia que tiene la grasa del pelo, las lociones y los perfumes en la
estructura del propio casco, así como la degradación de los materiales al ser
expuestos a las inclemencias del medio ambiente. Puede parecer demasiado corto
este periodo de vida útil, pero hay que recordar que en caso de accidente es lo
único que hay entre nuestra cabeza y el duro asfalto. Por eso las liquidaciones
de fin de temporada deben vigilarse con mucho cuidado, porque puede que nuestro
casco este demasiado cerca del final de su vida útil al haber permanecido
demasiado tiempo en la estantería.
También debemos recordar que
un casco ha de ser de la talla adecuada,
ya que si es demasiado grande o no va convenientemente sujeto puede ser tan
peligroso como si no lleváramos casco. La mejor manera de comprobar si el casco
es de nuestra talla es cuando tras varios días de uso se acomoda perfectamente
a nuestra cabeza. Los materiales influyen mucho en el precio final y la
calidad, pero debemos recordar que el casco ha de estar convenientemente
homologado para garantizarnos su perfecto funcionamiento en caso de accidente.
Fuente: Motorpasión
http://www.motorpasionmoto.com/seguridad/breve-historia-del-casco
Fuente: Motorpasión
http://www.motorpasionmoto.com/seguridad/breve-historia-del-casco
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