Conviene empezar por el que probablemente sea el error más peligroso y, además, demasiado frecuente. Si el adulto llevara puesto el cinturón de seguridad, en caso de frenazo o accidente, el niño saldría proyectado contra el salpicadero o el parabrisas; si el ocupante adulto no llevara puesto su cinturón de seguridad, entonces aplastaría al niño con una fuerza superior a los 1.000 kg. Esta situación se denomina en ocasiones “aplasta-niños”: sin comentarios.
Los niños son muy inteligentes y rápidamente detectan nuestras “debilidades” como padres o cuidadores, y las usan en su beneficio. Si perciben que el asiento es “opcional”, protestarán si no les apetece ir sentados hasta salirse con la suya; pero si no se cede ni se hace excepciones, entonces entenderán que no tienen alternativa y lo asumirán sin mayores problemas. Esto, en teoría, porque los padres sabemos lo difícil que es mantener la calma y la paciencia en determinadas ocasiones. No lo olvide, se trata de una lección vital y si el niño aprende desde pequeño que sentarse en su sillita es imprescindible, hará lo propio cuando crezca y tenga que usar el cinturón de seguridad.
Las siguientes
excepciones pueden ser igualmente mortales, en caso de accidente: dejar que el
niño viaje sin usar su asiento argumentando, por ejemplo, que “total, es aquí
al lado”, que “no nos va a pasar nada” o que “vamos despacio”… La mayor parte
de los accidentes de circulación suceden cerca del domicilio. Además, una
colisión a sólo 50 km/h puede resultar mortal si no se usa el cinturón de
seguridad, en el caso de los adultos, o el asiento de seguridad, en el caso de
los niños.
ERROR Nº 3. El mal ejemplo: cuando los adultos no utilizan el cinturón de seguridad
Los niños aprenden por imitación y para ellos no sirve aquello de “haz lo
que yo digo pero no lo que yo hago” (los niños no saben de incongruencias de
este estilo). Si un adulto no usa el cinturón, está lanzando a los niños el
mensaje de que “usar la silla o ponerse el cinturón no es importante y, cuando
uno así lo desea, no hace falta usarlo”. Los niños, sobre todo los más
pequeños, están atentos a todos nuestros gestos y hábitos, incluso a los más
pequeños y sin que a menudo nos demos cuenta.
Al margen de dar mal ejemplo, piense que un adulto sin cinturón puede
aplastar y matar a un niño en una colisión: un adulto que pesara 75 kilogramos
vería multiplicado su peso durante un impacto hasta más de 1.000 kilogramos.
Por cierto, que exactamente lo mismo podría decirse, por ejemplo, sobre el semáforo rojo, sobre todo en los pasos de peatones: si el adulto no respeta los semáforos, el niño aprende que es una norma que no es importante y no es preciso respetar.
Por último, no pierda nunca la calma ni la cortesía al volante: ni cuando
dialogue con sus niños, ni cuando le perturbe otro conductor o el propio
tráfico o los atascos. El modo en que se comporta hoy delante de su hijo será
el modo en que su hijo se comporte mañana como conductor: compórtese del modo
en que le gustaría que sus hijos lo hicieran el día de mañana, pensando siempre
en su seguridad.
ERROR nº 4. Pasar demasiado pronto
a un grupo de asiento infantil superior: pasar de un grupo 0+ a un grupo I
demasiado pronto; de un grupo I a un grupo II antes de lo debido; de un grupo
II a un grupo III demasiado pronto; o, por último, pasar a utilizar el cinturón
de seguridad demasiado pronto
Por diversos motivos, son muchos los padres o cuidadores que cambian de
asiento antes de tiempo.
Especialmente grave es el caso de los padres que abandonan demasiado pronto el asiento del grupo 0+ en el que el niño mira hacia atrás, que es la orientación más segura, para comenzar a utilizar un asiento del grupo I mirando hacia delante (quizás, simplemente, para poder ver la cara de su niño en el retrovisor del vehículo). En caso de colisión frontal, se podrían producir gravísimas lesiones en el débil cuello o las vértebras cervicales del niño. Por este motivo, es muy aconsejable que los niños viajen mirando hacia atrás todo el tiempo que sea posible (pero siempre que el asiento infantil lo permita y no se haya quedado pequeño para ello). Los niños menores de un año de edad y 10 kg de peso debe viajar SIEMPRE y sin excepción mirando hacia detrás.
Cada grupo de asiento está especialmente diseñado para proteger a los niños a medida que su anatomía experimenta grandes cambios: dejar que un niño utilice un grupo de asiento superior antes de tiempo puede ser tan peligroso como darles una dosis para adultos de un medicamento o antitérmico.
La imagen inferior muestra cómo puede resultar muy peligroso, por ejemplo,
dejar demasiado pronto de utilizar un cojín elevador para utilizar únicamente
el cinturón de seguridad: el cinturón para adultos, en este caso, quedaría mal
ajustado sobre las partes blandas del cuerpo del niño, como el estómago o el
cuello (como se muestra en la ilustración de la derecha).
ERROR nº 5. En el otro extremo,
esperar demasiado y cambiar tarde a un grupo superior de asiento infantil
El error contrario se da cuando se espera demasiado tiempo antes de
sustituir un asiento por otro de un grupo superior. En este caso, el asiento se
“queda pequeño”. También puede ocurrir que el niño crezca y su peso exceda el
peso máximo para el cual esté homologado
el asiento. Cualquier de estas circunstancias resulta muy peligrosa, ya que la
sillita infantil podría romperse durante un accidente, o sería incapaz de
proteger adecuadamente al niño.
Es necesario reemplazar el asiento infantil por uno más grande o de un
grupo superior cuando se dé alguna de las siguientes circunstancias: que el
peso del niño exceda el peso máximo para el que haya sido homologado el
asiento; que la cabeza del niño sobresalga por la parte superior del asiento; o
que el asiento resulte demasiado estrecho en sus laterales. De no sustituir el
asiento cuando se haya quedado pequeño, el arnés o el propio asiento podrían no
soportar la energía del impacto, pudiendo incluso romperse y dejar de sujetar
al niño.
ERROR nº 6. Utilizar un asiento usado, o de segunda mano, sin conocer su “historial”
No resulta seguro utilizar un asiento usado, o de segunda mano, excepto si se cumplen las siguientes condiciones:
·
Que el asiento no haya sufrido ningún
accidente que le haya podido producir daños. Obviamente, que no presente daños como grietas o partes rotas. Aunque en
ocasiones, los daños no son aparentes a simple vista y, a pesar de ello, pueden
representar un peligro en caso de suceder otro accidente (el asiento infantil
podría, incluso, llegar a romperse por la zona debilitada en el primer
accidente).
·
Que no presente deterioros de ningún
otro tipo: ni arneses
desgastados, ni hebillas
o lengüetas
oxidadas… Una hebilla o lengüeta deteriorada podría provocar que se abriera
durante un accidente.
·
Que se disponga de todas las piezas del
asiento. Usar un asiento infantil al que le
faltara alguna de sus piezas podría resultar muy peligroso. En ocasiones,
adquirir los repuestos que faltan puede resultar tan caro como comprar una
nueva silla.
·
Que el asiento disponga de su manual
original de instrucciones, ya que puede ser
imprescindible consultarlo para conseguir una instalación correcta.
·
También se recomienda que el asiento
infantil no tenga más de seis años de antigüedad, puesto que los materiales con los que están fabricados los asientos pueden
“envejecer” y volverse frágiles o quebradizos.
ERROR nº 7. Instalar un
asiento infantil mirando hacia atrás en un asiento con airbag frontal activo
NUNCA debe instalarse delante de un airbag frontal -excepto
si ha sido previamente desactivado- un asiento o silla infantil mirando hacia
atrás: en caso de apertura del airbag, éste catapultaría hacia atrás y a una
elevadísima velocidad a la silla infantil y a su frágil ocupante. Una etiqueta
en el vehículo como ésta le ayudará a evitar este peligroso error:
ERROR nº 8. Sujetar la sillita
infantil al asiento del vehículo dejando unas holguras excesivas
Según el proyecto europeo de investigación CREST, en el 40 por 100 de los accidentes en los que resulta lesionado un niño, el cinturón que sujetaba la sillita al vehículo no iba correctamente tensado, y presentaba peligrosas holguras.
La sillita infantil debe quedar firmemente instalada en el asiento del vehículo. En caso contrario, durante un accidente se movería excesivamente dentro del habitáculo del vehículo, lo que aumentaría considerablemente el riesgo de lesión.
La regla práctica para saber si una sillita está firmemente instalada es que, empujando fuertemente el asiento con la mano, ni su base se mueva más de unos pocos centímetros lateralmente (menos de tres centímetros, o dos dedos) ni su parte superior se desplace hacia delante más de esa misma distancia.
Para evitar holguras es fundamental seguir al pie de la letra las
instrucciones de instalación de la silla y tensar todo lo posible el cinturón
de seguridad con el que la sillita queda sujeta al asiento del vehículo.
Algunos modelos de sillitas disponer de sistemas para ayudar a tensar el
cinturón.
El nuevo sistema de instalación ISOFIX elimina las holguras cuando se instala el asiento infantil en el vehículo. Por ello, se trata de un sistema altamente recomendable que mejora la protección de los niños.
ERROR nº 9. Sujetar la sillita infantil al asiento del vehículo con el cinturón de seguridad de éste pero haciendo pasar por un recorrido equivocado
Este error puede provocar que el asiento se suelte o se rompa durante una
colisión, lo que conlleva un gran peligro. Para evitar este riesgo, la mayoría
de los asientos disponen de pegatinas con gráficos o llevan marcas de
diferentes colores que indican los puntos por los que debe pasar el cinturón
del vehículo. En cualquier caso, es fundamental seguir al pie de la letra las
instrucciones del fabricante de la sillita infantil.
ERROR nº 10. Instalar demasiado
horizontal o demasiado vertical una silla de bebés de las que miran hacia atrás
Las sillas para bebés no deben ir nunca ni demasiado tumbadas o inclinadas,
ni demasiado erguidas o verticales.
Si el respaldo quedara muy vertical, sobre todo en el caso de los niños más pequeños, la cabeza del niño podría caerse hacia los lados o sobre el pecho del bebé, algo que puede dificultar su respiración.
En el otro extremo, si el respaldo estuviera muy tumbado o inclinado, el asiento “no funcionaría bien” en caso de choque frontal, ya que el bebé –por la inercia- tendería a deslizarse hacia la parte superior del asiento.
La recomendación es que el respaldo esté aproximadamente a medio camino entre la vertical y la horizontal. El manual de instrucciones del asiento infantil debería consultarse para averiguar la inclinación correcta en cada caso, y en ningún caso debe forzarse la instalación para conseguirse una determinada inclinación.
Cuando el manual de instrucciones de la sillita indique que dicha inclinación pueda regularse, y como se muestra en la siguiente ilustración, se aconseja que el respaldo forme un ángulo con la línea vertical de entre 30º y 45º, este segundo valor como máximo: el asiento debe ir más tumbado para los bebés más pequeños o recién nacidos, y progresivamente más vertical a medida que el bebé crezca.
ERROR nº 11: Utilizar un asiento o cojín elevador en una plaza con cinturón de seguridad de dos puntos
Los asientos o cojines elevadores ayudan al niño a situarse más elevado, de modo que puedan utilizar el cinturón de seguridad para adultos de tres puntos. En ningún caso están pensados para ser utilizados con un cinturón de dos puntos, puesto que en caso de accidente frontal el cinturón no sujetaría con efectividad la parte superior del cuerpo del niño: el niño se “doblaría” alrededor del cinturón y la probabilidad de lesiones graves sería muy alta.
Del mismo modo que unos zapatos demasiado holgados pueden producir heridas o rozaduras en los pies, un arnés o cinturón con holgura puede resultar muy peligroso por varias razones: en primer lugar, porque la holgura aumenta el movimiento hacia delante del niño en caso de frenazo o colisión frontal y, por otro lado, porque facilita que el niño se escurra hacia debajo (lo que puede provocar que el arnés o cinturón, por ejemplo, quede demasiado cerca del cuello del ocupante). Cuanto más ajustado quede el arnés o el cinturón de seguridad, mayor será la protección que ofrezca. Además, un arnés demasiado suelto facilita que el niño se suelte del mismo; mientras que un arnés correctamente ajustado impide que el niño saque los brazos del arnés y se libere, quedando suelto y sin protección.
La regla práctica es que se puedan introducir dos dedos entre el arnés y el cuerpo del niño, pero no más. La siguiente ilustración muestra, a la izquierda, un ejemplo de lo ajustado tiene que quedar el arnés y, en el centro y a la derecha, dos ejemplos de peligrosísima holgura.
Para evitar en lo posible holguras y usos incorrectos, es importante que no sea el niño quien se abroche el arnés o el cinturón o, en todo caso, que un adulto sea siempre el último en “revisar” que el cinturón o arnés del niño esté correctamente abrochado.
Los abrigos o la ropa de gran volumen no hacen otra cosa que introducir una gran holgura entre el arnés y el cuerpo del niño. Como se acaba de explicar en el párrafo de más arriba, esta holgura puede resultar muy peligrosa en caso de accidente.
En días fríos, y si es posible, caliente primero el habitáculo del vehículo antes de quitarle el abrigo o la ropa voluminosa al niño; a continuación, siente al niño en su sillita y ajústele el arnés o el cinturón, de modo que no haya holguras y, finalmente y si sigue haciendo frio dentro del vehículo, colóquele encima su abrigo o una manta.
Muchos asientos infantiles permiten ajustar, a medida que crece el niño, la altura a la que el arnés infantil sale del respaldo de la sillita. Para ello cuentan con un cierto número de parejas de ranuras abiertas a diferentes alturas del respaldo del asiento infantil.
En el caso de los bebés que viajan en sillitas orientadas hacia atrás, dichas bandas superiores deben salir a la altura de los hombros, o ligeramente por debajo (en algunos asientos, cuando se instalan mirando hacia delante, las cintas del arnés deben salir siempre por las ranuras superiores especialmente reforzadas). Y, al contrario, en el caso de los niños que viajan en asientos infantiles orientados hacia delante, las cintas deben salir bien a la misma altura que los hombros o bien ligeramente por encima.
En cualquier caso, es importantísimo ajustar siempre la altura del arnés siguiendo las instrucciones del fabricante de la sillita infantil.
Por ejemplo para lavarla cuando se ensucia, en ocasiones puede ser preciso desmontar la tapicería del asiento infantil, para lo cual suele ser necesario desmontar también el arnés que sujeta el bebé o el niño a su sillita. Si no se presta la debida atención, puede suceder que, cuando se vuelve a montar, el arnés quede retorcido o no pase por el recorrido adecuado. Ello puede provocar, en caso de frenada brusca o accidente, que el niño salga despedido de su asiento.
Para evitar esto, y además de prestar la máxima atención durante el proceso de montaje, es fundamental seguir las instrucciones del fabricante de la sillita infantil.
ERROR nº 16: Cuando se utiliza un
asiento o cojín elevador, la banda inferior o pélvica del cinturón de seguridad
se sitúa encima del abdomen, en lugar de situarse sobre los huesos de la pelvis
Otro error también tremendamente peligroso. La banda inferior o pélvica del cinturón de seguridad está pensada para sujetar la parte inferior el cuerpo del niño por las zonas de su cuerpo más robustas en esa zona: la parte superior de los huesos de la cadera. No está pensada para sujetar al niño por las zonas más blandas y susceptibles de sufrir lesiones, como el abdomen o la “barriga”. Por este motivo, es muy importante que la banda pélvica o inferior del cinturón se sitúe plana y lo más baja y ajustada posible por la parte alta de los huesos de las caderas, y que nunca se sitúe sobre el estómago.
Para evitar en lo posible holguras y usos incorrectos, es importante que no
sea el niño quien se abroche el arnés o el cinturón o, en todo caso, que un
adulto sea siempre el último en “revisar” que el cinturón o arnés del niño esté
correctamente abrochado.
Además, una banda inferior situada sobre el abdomen conlleva un gravísimo
riesgo de escurrirse por debajo del cinturón o arnés (efecto conocido con el
término inglés de submarining).
La siguiente ilustración muestra este peligroso error: un cinturón
incorrectamente ajustado con la banda inferior situada sobre el abdomen (y,
además, como se aprecia en la ilustración, con la banda superior peligrosamente
cerca del cuello del ocupante).
ERROR nº 17: Cuando se utiliza un asiento o cojín elevador, la banda superior o torácica del cinturón se coloca o por detrás de la espalda o por debajo del brazo
Tanto el cojín como el asiento elevador están diseñados para ser utilizados
conjuntamente con el cinturón para adultos de
tres puntos. Situar la banda superior del cinturón por detrás de la
espalda o por debajo del brazo es muy peligroso ya que, en caso de frenazo o
choque frontal, el cuerpo del niño se doblaría alrededor de la banda inferior
del cinturón (en el caso de que la banda superior se haya situado detrás de la
espalda) o alrededor de la banda superior en el caso de que ésta se haya
situado debajo del brazo. Al doblarse, los huesos y los órganos internos del
niño podrían sufrir gravísimas lesiones.
Para evitar en lo posible holguras y usos incorrectos, es importante que no sea el niño quien se abroche el arnés o el cinturón o, en todo caso, que un adulto sea siempre el último en “revisar” que el cinturón o arnés del niño esté correctamente abrochado.
ERROR nº 18: Sentar a un niño en un
cojín elevador de modo que el cinturón pase demasiado cerca de su frágil cuello
En algunas ocasiones,
incluso a pesar de utilizarse un cojín elevador homologado, es posible (como se
muestra en la ilustración siguiente con la ayuda de un dummy)
que la banda torácica del cinturón de seguridad pase muy cerca, incluso
rozándolo, del frágil cuello del niño. En caso de accidente, ello podría
provocar lesiones importantes. En esta situación, la solución sería utilizar un
asiento elevador dotado de respaldo que ayudara a colocar correctamente la banda
superior del cinturón de seguridad más alejada del cuello del niño. La banda
superior del cinturón de seguridad debe pasar sobre la clavícula, a medio
camino entre el cuello y el hombro del niño. El respaldo del asiento elevador,
además, mejora la protección en caso de accidente lateral cuando dispone de
“alas” o protecciones laterales.Para evitar en lo posible holguras y usos incorrectos, es importante que no sea el niño quien se abroche el arnés o el cinturón o, en todo caso, que un adulto sea siempre el último en “revisar” que el cinturón o arnés del niño esté correctamente abrochado.
ERROR nº 19: Dejar que el niño se
siente en su sillita infantil sin utilizar los tirantes o cintas superiores del
arnés, usando sólo los tirantes inferiores o pélvicos.
Según un estudio del año 2011 , el 43% de los niños saca los brazos de los
tirantes de seguridad durante la marcha del vehículo. Ante ello, algunos padres
pueden verse tentados a dejar de utilizar dichos tirantes superiores. Un error
que puede provocar incluso la muerte del menor, según la prueba de choque en
laboratorio realizada para el estudio.
Cuando no se usan los tirantes o bandas superiores del arnés infantil, la
parte superior del cuerpo del niño no queda sujeta, por lo que, en caso de
accidente, se desplazaría excesivamente hacia delante pudiendo llegar a
impactar violentamente con el interior del vehículo, o con otros ocupantes.
Además, todas las fuerzas de la colisión se concentrarían en los puntos de
contacto del cuerpo del niño con los tirantes o bandas inferiores del arnés,
pudiendo también dicha concentración de fuerzas producir graves lesiones
internas en la pelvis y el abdomen.
FUENTE: FUNDACIÓN MAPFRE
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